
Me acechan, me siguen y me observan silenciosamente tras sus máscaras
Son ellos, constructores de la destrucción, que me alejan de aquella fresca y lozana flor,
La cual nadie besó, que la gente olvidó
Y a pesar de todo, no me dejan ni los dejo a estos demonios azules de mi mala suerte
Te seguiré y me seguirás, hasta que se pierda la génesis del conflicto
Hasta que beba el último cáliz de dolor, hasta que no quede fe
Y quizás te sorprenda que bajo almohadas, tras puertas
El mejor acompañamiento a esta lluvia negra sea un cigarro húmedo y un café frio
Donga
Ya te lo dije, pero me pareció entretenido e interesante el ejercicio.
ResponderEliminarAhora, más allá de la forma, está muy bueno el escrito, y me dieron ganas de fumar un cigarro con un café frío cuando lo leí, je.