La puesta de sol despedía una confusa e imaginaria amalgama de colores mientras caminaba por la playa grande de Tongoy. Me gustaba salir a esa hora porque los veraneantes ya habían escapado a sus casas para refugiarse del frío marino que asomaba en las tardes. Ya llevaba más de una hora caminando y el frío quebrantaba mi espíritu andante, por lo que emprendí la vuelta. Busqué en mi bolsillo la cajetilla y saqué un cigarro. La brisa vespertina me jugó una mala pasada apagando el único fósforo que tenía.
- Terrible hábito el suyo joven, pero si quiere fuego aquí tiene.
Le agradecí y encendí el cigarro. Más que su repentina aparición me asombró su vestimenta. Llevaba una capa negra con una capucha que cubría su cráneo y la mitad de su cara, y en su diestra una larga y afilada guadaña.
- ¿Qué hace en esa pinta caminando por la playa?
- Voy a una fiesta.
- En ese caso, buen disfraz.
- Gracias. El único problema es que no sé cómo llegar.
- No se preocupe, dígame la dirección y yo lo encamino.
- Si mal no recuerdo, es en Gómez Carreño con Esmeralda. Ya sabe, a mi edad uno empieza a olvidar las cosas.
- Justo voy un par de cuadras más allá. No es muy lejos, si apuramos el paso llegamos en 5 minutos.
- ¿No le molesta entonces si camino con usted?
- Para nada.
Seguimos caminando en silencio. Un poco antes de llegar al muelle salimos de la arena y enfilamos por Condell. Dos cuadras derecho y luego a la izquierda por Esmeralda. Unos 20 metros antes de llegar a Gómez Carreño vimos que en la esquina se había juntado un grupo de jóvenes. Al acercarnos más me di cuenta que algunas mujeres lloraban mientras sus amigos gritaban con furia consignas de venganza. Entre 2 mujeres arrodilladas pude ver a un muchacho tirado en la calle, apenas apoyado en la cuneta. Tenía la cara sucia de sudor, tierra y sangre, y por su camisa teñida de rojo se podía adivinar la herida del puñal en el pecho.
- Hasta acá llego yo. Nos vemos pronto. Y trate de dejar ese hábito suyo, esa cosa lo puede matar.
No supe si el que reía era él o yo.
qué buena
ResponderEliminardeja el cigarro weón, esa wea hace mal... la muerte te lo dijo! si quieres yo te los recibo ;)
ResponderEliminar